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Perspectivas de la reunión del Presidente Obama con el Presidente Funes de El Salvador

El Presidente Obama visita El Salvador en el último tramo de su viaje por América Latina. Esta visita de dos días hace énfasis en los actuales lazos de EE.UU. con esta pequeña nación de 7,3 millones de habitantes en un territorio del tamaño de Massachussets. Aproximadamente un tercio de la población de “El Salvador” vive en Estados Unidos. Los lazos tradicionales son tan estrechos que 280 tropas salvadoreñas trabajaron junto a las tropas estadounidenses en Irak hasta 2008, a pesar de la ausencia de una amenaza a la seguridad nacional hacia esta nación centroamericana. La economía está dolarizada lo que proporciona estabilidad económica, pero ha elevado los costos de los alimentos básicos. Aviones del gobierno de los EE.UU. realizan misiones de reconocimiento antinarcóticos desde una base aérea salvadoreña, Comalapa. El centro de capacitación regional de EE.UU. para jueces, fiscales y funcionarios encargados del cumplimiento de la ley, conocido por la sigla ILEA, también se encuentra cerca de San Salvador.

Irónicamente, los lazos históricos se han reforzado aún más con la elección en 2009 de un presidente del partido opositor, el FMLN. Mauricio Funes, ex conductor de TV de gran renombre, se convirtió en el representante de la izquierda. Tuvo éxito en la creación de un gobierno nacional que cuenta con una activa participación del marxismo-leninismo. Funes es más criticado por su culto a la personalidad que por su administración del país. Lidera una delicada coalición política y una economía que depende de las exportaciones. Además, su gobierno busca contener los niveles de violencia que, de acuerdo con la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, están entre los más altos del mundo.

El Presidente Funes tiene una agenda de cinco puntos para la visita de Obama:

  1. Reconocimiento de la lucha de El Salvador contra el bajo crecimiento y la persistente pobreza vinculada al flujo migratorio hacia el norte;
  2. Apoyo continuo para la lucha contra las organizaciones narcotraficantes y delictivas;
  3. Provisión de equipo y capacitación para un plan de seguridad regional para América Central, con base en El Salvador;
  4. Aseguramiento del respaldo de EE.UU. para un acuerdo de derecho de giro (stand-by) desde el FMI por U$S 790 millones para ayudar a mitigar los efectos adversos de las crisis económicas mundiales; y
  5. Buscar inversores estadounidenses privados para desarrollar fuentes de energía alternativas.

La inmigración aumentará sólo si se intenta extender el Estado de Protección Temporal (TPS) mediante el cual 220.000 salvadoreños pueden permanecer en EE.UU. a pesar de su condición de indocumentados. El TPS se ha extendido siete veces durante los últimos diez años y Funes busca un compromiso presidencial para extenderlo aún más y así asegurar un flujo continuo de envío de remesas para las familias pobres y evitar exacerbar los problemas de empleo de El Salvador.

El Presidente Obama es muy conocido en El Salvador y su visita será un evento que acaparará la atención a nivel nacional. Pasará la noche del 22 de marzo en la capital reuniéndose con líderes de la sociedad comercial, del trabajo y civil antes de dirigirse hacia el norte de El Salvador para realizar una visita durante la mañana a las comunidades rurales que participan en proyectos de desarrollo integrados. La “generación de oportunidades” busca ofrecer clínicas de salud, becas de estudio para retener a los niños en la escuela, capacitación laboral y programas de micro crédito. Debe respaldar los medios de vida actuales para las comunidades y proporcionar oportunidades laborales en el futuro dentro del país. Estas comunidades del norte fueron el escenario de la represión militar durante la guerra civil y la visita de Obama a esta región resalta la reconstrucción y la reconciliación por parte de un presidente estadounidense, cuyo país fue aliado del ejército salvadoreño.

Observando desde la línea lateral están las maras, pandillas juveniles que, se estima, llegan a 60.000 miembros. (Mara es el nombre de una despiadada especie de hormigas). Operan tanto en los Estados Unidos como en El Salvador defendiendo el territorio con cuchillos y aliándose a narcotraficantes para realizar tareas como robo de automóviles, secuestros, trata de personas e incluso asesinatos por encargo. Los gobiernos tanto de El Salvador como de EE.UU. están abocados a contener, sino a erradicar las maras. Según la estrategia anti-pandillas de la USAID, los esfuerzos continuos apuntan a disuadir a los jóvenes y mujeres de unirse a las pandillas y reintegrar a aquellos que desean salir. Las maras son tan aguerridas que los Zetas, los narcotraficantes más conocidos, prefieren operar desde países vecinos en lugar de involucrarse en El Salvador. Estados Unidos ha enviado fondos para que expertos colombianos trabajen con las autoridades salvadoreñas para rodear a las penitenciarías con bloques electrónicos que eviten que los internos se organicen en prácticas ilegales. Dentro de las cárceles, una llamada a un teléfono celular cuesta aproximadamente U$S 5.000, lo que indica el poder de la comunicación electrónica al momento de ordenar extorsiones y secuestros. El uso de bloques electrónicos ha logrado una reciente disminución tanto de los homicidios como de los secuestros.

Todos están de acuerdo en que la respuesta a la violencia debe ser regional. En 2010, el Departamento de Estado estableció la Iniciativa de Seguridad Regional de América Central (CARSI), para fortalecer a las instituciones judiciales y legales, permitir el intercambio de inteligencia y abordar las causas subyacentes de violencia. Para 2011, el Departamento de Estado solicitó U$S 83 millones para los siete países participantes en la CARSI. El problema es cómo implementar los proyectos cuando la corrupción prevalece sobre la aplicación de la ley, los políticos y el poder judicial. El poder judicial de El Salvador imparte un mayor respeto que sus países vecinos y los ciudadanos respetan la función del ejército en el patrullaje de las autopistas y las intersecciones clave. Sin embargo, la confianza es vulnerable a las decisiones derivadas del favoritismo y la corrupción.

La economía de El Salvador se vio duramente golpeada por la recesión de 2009. En 2010 se vio una recuperación del 2%, pero la dependencia del mercado exportador de EE.UU. hace que la recuperación total sea posible sólo este año, siempre que los precios del petróleo no se mantengan por encima de los U$S 100 por barril. Los precios del café han impulsado la producción interna, pero los países vecinos centroamericanos producen los mismos productos agrícolas y es muy difícil diferenciarlos, además de la reputación salvadoreña para la empresa, la especialización técnica y el trabajo pesado. El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Estados Unidos y América Central (CAFTA + DR) ha causado una suba de las exportaciones, aunque no suficiente para ayudar al 35% de los salvadoreños que viven por debajo de la línea de pobreza. La erradicación de la pobreza y las mejoras en la educación son el principal foco tanto de Funes como de su vicepresidente.
 
El principal aporte del Presidente Obama es la demostración de confianza de EE.UU. hacia una nación que está consolidando sus instituciones democráticas. El cambio hacia el gobierno izquierdista FMLN se vio cargado de incertidumbre, pero la capacidad de Funes de alcanzar la estabilidad política lo coloca en una posición que los políticos estadounidenses comprenden completamente y con la que están de acuerdo. Con su visita, Obama está indicando su convencimiento acerca de la capacidad política del gobierno de Funes para reconstruir la economía, distribuir las riquezas y contener la violencia. Debemos esperar que los inversores extranjeros se basen en este convencimiento para desarrollar plantas de fabricación, producción de energía alternativa y negocios agroindustriales. Si Funes aprovecha esta visita para atraer a nuevos inversores, El Salvador tiene una excelente oportunidad para conducir a América Central hacia una mayor prosperidad.