Como Estados Unidos y Cuba reconstruir los relaciones formales, ciertos temas desafiantes quedan aún no se han abordado. Entre ellos se encuentran pendientes reclamaciones de propiedades estadounidenses en Cuba. En este informe, Richard E. Feinberg sostiene que es en el interés de ambos países para abordar este espinoso asunto con toda prontitud, y que el trauma de las incautaciones de propiedad en el siglo XX podría transformarse en una oportunidad económica ahora.
El informe analiza de cerca las reclamaciones certificados de EE.UU de casi 6.000, utilizando la desagregación de ellos por empresas y particulares, grandes y pequeños. Para resolver las reclamaciones estadounidenses, Feinberg sugiere una fórmula híbrida, mediante el cual los demandantes más pequeños reciben una compensación económica, mientras que los demandantes corporativos más grandes pueden seleccionar una opción “opt-out” por el que persiguen sus reclamos directamente con las autoridades cubanas, quizás facilitado por un comité paraguas bilateral para la resolución de reclamaciones. En este escenario, los demandantes corporativos más grandes (que representan casi $1,7 mil millones de los $1,9 mil millones en el total de las reclamaciones de Estados Unidos, excluyendo intereses) podrían elegir entre un menú de los derechos de desarrollo de negocios, incluyendo cupones aplicables a las responsabilidades fiscales o inversiones en acciones, y los derechos de adquisición preferente. Participantes empresas estadounidenses también pudieron ponerse de acuerdo para inyectar capital adicional y la tecnología moderna, para garantizar beneficios para la economía cubana
Aunque a menudo se argumenta que Cuba es demasiado pobre para pagar algo de $2 mil millones de las reclamaciones, el informe concluye que Cuba puede, de hecho, gestionar los pagos si se estiran a lo largo de un período de tiempo razonable y no incluye intereses. El documento también sugiere una serie de mecanismos por los que el gobierno cubano podría asegurar fondos para pagar la indemnización, incluyendo los ingresos en las actividades relacionadas con la normalización.
El gobierno cubano no cuestiona el principio de compensación por propiedades nacionalizadas en el interés público; los dos gobiernos están de acuerdo en esto. Cuba afirma también un conjunto de reconvenciones que alegan daños del embargo y otras acciones punitivas contra el país. Sin embargo, un gran acuerdo con el acuerdo de reconocimientos como la pieza central exigiría cambios importantes en Estados Unidos de sanciones leyes y reglamentos que restringen las inversiones de Estados Unidos en Cuba. Los Estados Unidos también podría ofrecer para trabajar con Cuba y otros acreedores para renegociar deudas oficiales y comerciales de Cuba, teniendo en cuenta la capacidad de Cuba para pagar, y permitir que Cuba para entrar en las instituciones financieras internacionales.
Feinberg en última instancia, sostiene que ambas naciones deben hacer de resolución de reclamaciones en la pieza central de un gran acuerdo que avanzar en la resolución de una serie de otros puntos restantes de tensión entre las dos naciones. Esto allana el camino para Cuba para acoger una estrategia de desarrollo ambiciosa con visión de futuro y de verdad notable progreso en la normalización de las relaciones con Estados Unidos.