2014 es un año con una intensa agenda electoral. En el primer semestre han tenido lugar cuatro de las siete elecciones presidenciales latinoamericanas previstas para el presente año. Tres de estos primeros cuatro comicios (Costa Rica, El Salvador y Panamá) tienen un fuerte sesgo geográfico centroamericano; la única excepción son las elecciones colombianas.
Estos comicios forman parte del actual rally electoral que determina, que entre 2013 y 2016, 17 países de la región lleven a cabo elecciones presidenciales. Solo México (cuyas últimas elecciones presidenciales tuvieron lugar en el 2012 mientras que las próximas recién se celebrarán lugar en 2018) queda por fuera de este ciclo.
El 2 de febrero, Costa Rica y El Salvador abrieron la maratón electoral: en el caso costarricense, el candidato Luis Guillermo Solís, del centroizquierdista Partido Acción Ciudadana, y el candidato del oficialista Partido Liberación Nacional, Johnny Araya, fueron en ese orden los más votados en la primera vuelta. Tras celebrarse el balotaje el 5 de abril, Solís triunfó con 77,9% frente a 22,1% de Araya. En El Salvador, el candidato oficialista Salvador Sánchez Cerén del izquierdista FMLN fue el más votado en la primera vuelta pero no superó 50% y tuvo que disputar el balotaje con el candidato Norman Quijano de la derechista ARENA. Celebrada la segunda vuelta el 9 de marzo, Sánchez Cerén se impuso por apenas 0,22 puntos (5364 votos) a su contendiente.
En Panamá, el 4 de mayo, ganó el opositor Juan Carlos Varela, del conservador Partido Panameñista Autentico, (39,1%) al oficialista José Domingo Arias (31,4%). Por último, en Colombia, el presidente Juan Manuel Santos no sólo consiguió la reelección sino que también revirtió los resultados de la primera vuelta celebrada el 25 de mayo; es decir, perdió en primera vuelta ante el uribista Óscar Iván Zuluaga, pero acabó imponiéndose en el balotaje (50,9% vs. 45% del uribismo).
Las tres elecciones presidenciales pendientes tendrán lugar en octubre: el 5 en Brasil; el 12 en Bolivia; y el 26 en Uruguay. De estas, las de Brasil y Uruguay están abiertas (si bien con ventaja oficialista por el momento) y con alta posibilidad de que haya balotaje en ambas, mientras que en la tercera (Bolivia) se da por descontado el triunfo de Morales en primera vuelta.
En Brasil, las encuestas coinciden en que (consecuencia de la actual desaceleración económica, la alta inflación, y el malestar ciudadano por las deficiencias en materia de educación, salud y transporte) habrá balotaje y que la contienda (muy disputada y centrada en la economía y la calidad de los servicios públicos) tendrá lugar entre la presidenta Dilma Rousseff y el candidato Aécio Neves del opositor PSDB. En cambio los sondeos difieren acerca de los posibles resultados de la segunda vuelta. Mientras Datafolha habla de un empate técnico, Ibope proyecta una clara diferencia a favor de Rousseff (41% frente a 33% de Neves) .
En Bolivia, por el contrario, el presidente Evo Morales seguramente será reelecto por amplio margen en primera vuelta, igual que en 2005 (54%) y 2009 (64%). Una encuesta reciente (de los diarios Página 7 y Los Tiempos) otorga a Morales 44,6% escoltado por el empresario y opositor Samuel Doria Medina, candidato de la alianza Unidad Democrática (el opositor mejor posicionado a la fecha) con un 19,8%. De confirmarse estas proyecciones en las elecciones del próximo 12 de octubre, Morales resultaría reelegido, pues la Constitución de 2009 establece que ganará la Presidencia aquella candidatura que logre mas del 50% de los votos, o bien el 40% pero con una diferencia de al menos 10% en relación con el ubicado en el segundo lugar. Una segunda encuesta realizada por Ipsos, Apoyo, Opinión y Mercado, para el diario La Razón, le da también al presidente Morales la victoria en la primera vuelta con una intención de votos del 59%. Por su parte, el rival mas próximo (al igual que en la primera encuesta) es Doria Medina, quien tiene una intención de votos del 18%.
La casi segura victoria de Evo se ve facilitada, por un lado, por el alto nivel de aprobación de su gestión (70% en la encuesta de Ipsos) y, por el otro, por la incapacidad de la oposición a lo largo de todos estos años para acordar una candidatura única capaz de presentarse como una alternativa viable al MAS.
Finalmente, en el caso del Uruguay, el ex presidente Tabaré Vázquez del oficialista Frente Amplio (FA), lidera las encuestas del mes de julio pero estancado en la mayoría de ellas en torno al 42/43% de la intención de voto, lo que hace prever (de no haber algún cambio significativo) la necesidad de ir a una segunda vuelta. En segundo lugar aparece el Partido Nacional (también llamado Blanco) con 27% y en tercer lugar el Partido Colorado con 13%. Como vemos, la victoria de Tabaré Vázquez, que hasta hace poco se daba por descontada, se ha venido complicando. Tampoco está claro a esta altura si el FA logrará mayoría absoluta en el Parlamento como la que tiene actualmente.
Por su parte, la última encuesta de Factum (fines de julio) muestra que Tabaré Vázquez sigue en primer lugar pero que la distancia con el candidato del Partido Blanco, Luis Lacalle Pou, en un hipotético balotaje, se ha acortado considerablemente (51% a 46%). Como bien señala Oscar Bottinelli (analista de la firma encuestadora), “estos datos suponen una fuerte novedad: por primera vez en los últimos cuatro años no se puede dar por seguro que Tabaré Vázquez será el próximo presidente del Uruguay. La elección esta abierta. Sin duda hay mayores probabilidades para Tabaré Vázquez pero también hay importantes probabilidades en su contra”.
Resultados y tendencias
Los resultados de las primeras cuatro elecciones evidencian que América Latina es una región políticamente muy heterogénea. Hemos asistido a la victoria de candidatos de corte conservador (Juan Carlos Varela), de centroizquierda (Luis Guillermo Solís), cercano a los “socialismos del siglo XXI” (Salvador Sánchez Cerén), o de centro (Juan Manuel Santos). En cambio, de cumplirse mi pronóstico (el triunfo de los tres candidatos oficialistas en las elecciones de octubre), la tendencia predominante en el cono sur sería la izquierda y el centroizquierda.
Segundo, durante el primer semestre hubo un balance entre continuismo y alternancia. En dos países triunfó el partido o coalición en el poder (el FMLN en El Salvador y Unidad Nacional en Colombia) mientras que en los otros dos casos hubo alternancia (Costa Rica y Panamá). Nuevamente, de confirmarse mi pronóstico, en las tres elecciones de octubre veremos una tendencia clara a favor del continuismo y de la reelección: 2 casos de reelección consecutiva (Brasil y Bolivia) y una alterna (Uruguay).
Tercero, en la mayoría de los casos, lo cerrado de los resultados ha provocado la necesidad de ir a segundas vueltas (Costa Rica, El Salvador y Colombia), tendencia que muy posiblemente también veamos en las elecciones de Brasil y Uruguay. Las victorias en primera vuelta, tan comunes hace unos años en la región, sobre todo en América del Sur, empiezan a escasear por el cambio de contexto económico-social, el desgaste de los oficialismos después de dos períodos seguidos, y lo competitivo que se han vuelto los comicios.
Cuarto, el voto se ha diversificado y se ha hecho más volátil, provocando que los nuevos presidentes deban gobernar con legislativos en los que ningún partido tiene mayoría (Costa Rica, Panamá y El Salvador). Todo esto incide fuertemente en la gobernabilidad de estos países y recorta la capacidad de acción de los ejecutivos pues favorece escenarios de choque de poderes (legislativo vs. ejecutivo) y de bloqueo tanto de las políticas públicas como de las reformas.
Y en quinto lugar, la alta abstención en varios procesos revela una peligrosa desafección de la ciudadanía con respecto al sistema democrático. Colombia superó 50% de abstención tanto en la primera como en la segunda vuelta. En Costa Rica la abstención rondó cerca del 43% en el balotaje y en El Salvador, en la primera vuelta, fue de 45%. Hasta ahora la excepción fue Panamá con un 76,77% de participación.
Mi opinión
Una vez superado el ecuador de 2014 y celebrados cuatro de los siete comicios presidenciales se pueden extraer algunas conclusiones que continuarán vigentes en la segunda parte del año, en la triple cita de octubre:
- La ralentización económica y las tensiones sociales, fundamentalmente el malestar de las clases medias por la inseguridad, así como por la corrupción y los malos servicios públicos, empiezan a incidir cada vez con mas fuerza en el ciclo electoral. El reciente informe del Fondo Monetario Internacional (IMF, Economic Outlook 2014) confirma la desaceleración que sufre la economía latinoamericana (el crecimiento regional para 2014 ha sido nuevamente corregido a la baja, a un 2%), en especial el recorte del crecimiento de sus dos principales motores: Brasil con un magro 1,3% y México con un modesto 2,4 (seis decimas por debajo de la tasa proyectada en abril).
- Este contexto económico-social complejo provoca que a los presidentes que aspiran a repetir les sea cada vez más difícil lograr la reelección en primera vuelta, pues las adscripciones políticas se han vuelto más volátiles. Además, las tres elecciones de octubre presentan el desafío adicional (para los oficialismos) de tener que ganar un tercer gobierno consecutivo (en el caso de Bolivia y de Uruguay), o bien un cuarto (en el caso del Brasil); objetivo que con base en la experiencia regional comparada es muy difícil (pero no imposible) de alcanzar. La reelección de Morales, por las razones arriba apuntadas, es una excepción a esta tendencia. Sin embargo, y pese a esta dificultad creciente de ganar en primera vuelta y con mayoría legislativa propia, los presidentes que buscan su reelección continúan llevando hasta la fecha una clara ventaja a sus opositores.
- Consecuencia de lo anterior, el balotaje como mecanismo para decidir una elección presidencial se está convirtiendo cada vez más en la regla. En cinco de las siete elecciones de 2014 (en Panamá no está regulado, y en Bolivia como ya dijimos se prevé el triunfo de Evo Morales en primera vuelta) hay altas probabilidades de que haya segunda vuelta; tendencia que en mi opinión también estará presente en las elecciones presidenciales de Argentina y Guatemala del año próximo.
Resumiendo
En un contexto latinoamericano de moderado crecimiento económico e intensa maratón electoral, los gobiernos electos durante el presente ciclo electoral tendrán que hacer frente a las expectativas y demandas ciudadanas en condiciones de mayor austeridad. Como consecuencia, los conflictos sociales seguirán presentes con reclamos que, si bien no pondrán en juego la continuidad democrática, seguramente harán la continuidad de los oficialismos mas difícil y la gobernabilidad más compleja.
Este artículo fue publicado inicialmente por IDEA Internacional.
Commentary
Op-edAmérica Latina 2014: Resultados y Tendencias Electorales
August 6, 2014