Mientras el mundo se prepara para la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas de 2016 (Special Session of the United Nations General Assembly on the World Drug Problem, UNGASS 2016), el régimen global antinarcóticos se enfrenta a profundos desafíos. Un número creciente de países en todo el mundo ahora considera que el énfasis del régimen en las políticas punitivas en contra del consumo de drogas y en la eliminación de las drogas ilegales se ha vuelto problemático y pide una reforma. Sin embargo, actores cruciales como Rusia y China continúan sólidamente comprometidos con medidas represivas y con la preservación del enfoque punitivo tradicional del régimen.
Al nivel global, mucho ha cambiado desde la última UNGASS en 1998, lo cual debilita el consenso global que previamente existía en las estrategias antinarcóticos punitivas:
• Redes y mercados ilícitos han cambiado;
• Hay variación en la distribución en las amenazas y los costos de las drogas; y
• No hay consenso sobre políticas en los Estados miembros.
Este momento de desacuerdos globales ofrece una importante oportunidad para evaluar la efectividad y los efectos secundarios problemáticos de las políticas antidrogas existentes y para enfatizar el uso de estrategias comprobadas por la evidencia.
Este ensayo argumenta que la UNGASS 2016 debe inyectar realismo en la discusión global de objetivos de las políticas de drogas, en lugar de una vez más fijarse una meta inalcanzable de un mundo sin drogas. La meta principal debe ser el fortalecer a los Estados ante los costos, los perjuicios y las amenazas que suponen el consumo y el tráfico de drogas, y hacerlo de tal manera de aumentar, no de disminuir, la legitimidad de los Estados a través de políticas que promuevan los derechos humanos y consoliden los vínculos entre el Estado y sus ciudadanos.