De nuevo en un proceso electoral disputado
Luego de un convulso fin del año 2015 e inicio del 2016, el presidente de Haití Michel Martelly y los presidentes de ambas cámaras en el Parlamento negociaron un acuerdo dirigido a reanudar el proceso electoral que se vio interrumpido y retomar el camino de la transición democrática.
Tras las crecientes tensiones y protestas, ocasionadas por los disputados resultados de la primera ronda de los comicios presidenciales en octubre de 2015, el Consejo Electoral Provisional (CEP) canceló el segundo intento de celebrar la segunda ronda, planificada para el 24 de enero, 2016. La situación parecía difícil, pero con apenas un día más en su cargo, el presidente Martelly y los presidentes de la Cámara de Diputados, Cholzer Chancy, y el Senado, Jocelerme Privert, lograron llegar a un acuerdo dirigido a evitar un vacío de poder.
En el marco de este acuerdo, legisladores haitianos eligieron a Privert como presidente interino para dirigir una transición de 120 días para poner fin a la crisis actual del país y organizar la segunda ronda para elegir a un presidente. El acuerdo también establece que Privert debe designar a un primer ministro en consulta con el Parlamento con miras a abordar el proceso electoral.
La fecha se fijó para el 24 de abril de 2016 para concluir la segunda ronda de los comicios presidenciales y celebrar la segunda ronda de elecciones legislativas en los distritos electorales en los que estas habían sido anuladas debido a irregularidades. Los haitianos también votarán para elegir a sus autoridades locales.
Si la contienda es exitosa, el nuevo presidente debe asumir su cargo el 14 de mayo de 2016. Este acuerdo político de último minuto le facilitó una salida honrosa al presidente Martelly, al tiempo que la escogencia de Jocelerme Privert ––quien es conocido por tener opiniones políticas moderadas–– posiblemente apacigüe las aguas tanto en lo político como en lo social.
Ciento veinte días para superar el estancamiento político
Desde que asumió su cargo el 14 de febrero, Jocelerme Privert ha enfrentado múltiples desafíos para instalar un gobierno funcional. Si bien hizo una amplia consulta entre los actores políticos antes de designar a Fritz Jean como primer ministro, después de dos semanas de intensas negociaciones la Cámara Baja rechazó la declaración de política general de éste último el 20 de marzo. Cabe anotar que un primer ministro designado no puede conformar el gabinete ni avanzar en la organización de las elecciones sin que el Parlamento ratifique su programa. Los legisladores que votaron en contra de la designación de Fritz Jean rompieron el acuerdo del 6 de febrero que exigía la escogencia de un primer ministro de consenso.
Inmediatamente después de este voto de no confianza, el presidente Privert designó a Enex Jean Charles como el nuevo primer ministro. En menos de 24 horas, ambas cámaras del Parlamento ratificaron su declaración de política: la misma fue aprobada con una votación de 20-0 en el Senado y de 78-1 en la Cámara de Diputados.
Enex Jean-Charles es una figura de consenso, un actor de larga data en la política haitiana que se ha mantenido tras bambalinas. Se desempeñó como secretario general del Consejo de Ministros y como asesor de diversos presidentes, entre ellos René Préval y Michel Martelly.
Si bien la instalación del nuevo gobierno es un paso clave para que el país regrese al sendero del proceso electoral, las probabilidades de que se celebren nuevos comicios en menos de un mes se ven ahora amenazadas, pues el retraso ha impedido cumplir con la fecha límite del 14 de mayo para que se efectúe el traspaso de poder del gobierno interino a uno elegido.
Al mismo tiempo, el gobierno interino enfrenta asuntos problemas urgentes que deberá abordar en los próximos tres meses.
Restablecimiento de la confianza y mejoramiento de la seguridad
Resulta fundamental restablecer la confianza entre los actores políticos, y entre la ciudadanía y sus instituciones. Esto es fundamental para implementar de lleno las recomendaciones de la comisión de evaluación electoral dadas a conocer tras las votaciones de octubre, así como para crear un clima propicio para un proceso electoral pacífico y transparente.
El gobierno interino tendrá que contener la creciente inestabilidad que vive Haití en este momento. Según cifras de la Policía Nacional Haitiana y la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), durante los últimos doce meses se han registrado 1.053 casos de homicidios, en su mayor parte concentrados en la capital, Puerto Príncipe, y atribuidos a violencia de pandillas. Asimismo, se registra un aumento en los casos de secuestro: 44 durante los últimos seis meses.
Reanudación de un proceso viciado
El presidente Privert, su gobierno y la nueva CEP están frente al desafío de reanudar un proceso electoral que desde ya está desacreditado, sin alimentar aún más el descontento popular. Al momento, el asunto más urgente es determinar cuál de los dos candidatos se presentará en la segunda ronda ya que los primeros resultados, en los que se designó a Jovenel Moïse (PHTK) y a Jude Célestin (LAPEH), han sido ampliamente rechazados.
Queda poco tiempo
El resultado de la actual situación es incierto. Si el país regresa a la normalidad en lo que respecta a la seguridad, el diálogo se restablece, el proceso electoral se completa y los funcionarios elegidos en este asumen sus cargos, entonces el gobierno interino habrá cumplido con su misión. Sin embargo, existen cada vez más dudas sobre la probabilidad de que se organicen los comicios en el transcurso de los 120 días acordados, dado que un mes de los cuatro que conforman ese plazo ha transcurrido ya. Si el gobierno interino no logra celebrar los comicios por falta de tiempo, cabe preguntarse si se logrará un consenso para extender su mandato.
Desafíos de largo plazo
Entretanto, desde ya se avizoran retos importantes para los futuros funcionarios, quienes tendrán que abordar diversos problemas estructurales y de otra índole durante su mandato.
El primero de ellos es la instalación de un consejo electoral permanente. Desde la caída de la dictadura de Duvalier, la Constitución de 1987 previó la creación de un organismo electoral permanente. Sin embargo, el actual proceso de transición a la democracia no ha permitido ir más allá de la creación de consejos provisionales. Y, para evitar malas interpretaciones de la Constitución haitiana ––las cuales se han convertido en cosa común durante los últimos tres meses–– es necesario contar con una corte constitucional.
Teniendo en cuenta que más del 25 por ciento del pueblo haitiano vive en la pobreza extrema de acuerdo con un informe reciente de las Naciones Unidas, los políticos también deberán centrar su atención en la prestación de servicios básicos como la salud, educación, seguridad alimentaria, agua y saneamiento para evitar un descontento aún mayor.
Atacar la inflación y el creciente desempleo, problemas que afectan principalmente a las mujeres y jóvenes, es otra tarea clave para los líderes actuales y futuros del país.
Perspectivas
Sin duda, todo apunta a que la resolución de esta crisis es coyuntural y a la vez estructural. Si bien la mayoría de los problemas exigen soluciones de largo plazo, dicha resolución debe construirse a partir de una estabilidad política inmediata y del funcionamiento adecuado de la institucionalidad democrática.
Es en esa perspectiva que IDEA Internacional continúa trabajando de cerca con todas las partes interesadas, para apoyar el fortalecimiento de las instituciones públicas como el Parlamento y el CEP, además de organizaciones de mujeres y de los partidos políticos. Puntualmente, IDEA –-en conjunto con el nuevo Parlamento–– inicia la preparación de un manual sobre la agenda legislativa y se prepara para apoyar el proceso de instalación de un CEP permanente.
Este artículo fue publicado originalmente por IDEA Internacional.
Commentary
Op-edLos desafíos del nuevo gobierno de transición en Haití
April 7, 2016