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Innovaciones para acelerar el progreso educativo en América Latina

Children participate in a computing class at an Innova school in the outskirts of Lima

En la última década América Latina ha registrado un aumento importante en los puntajes de las evaluaciones internacionales de estudiantes. A título ilustrativo pueden señalarse los resultados del “Programa 2015 de evaluación internacional de estudiantes” de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, que indican que en Latinoamérica los puntajes promedio en materia de comprensión lectora han aumentado un 6,5 por ciento desde 2006. También se ha percibido una mejora en cuanto a las medidas de equidad en la región: entre 2006 y 2015 todos los países participantes redujeron la brecha en el desempeño entre los estudiantes más pobres y los más ricos.  

A pesar de estos éxitos América Latina todavía tiene dificultades para preparar a sus jóvenes para la vida y el entorno laboral. Los países de la región siguen registrando un desempeño insatisfactorio si se los compara con otros con niveles similares de PIB y de gastos en educación. Según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo, Latinoamérica se encuentra a varias décadas de lograr los resultados de los países que actualmente cuentan con los niveles más altos de desempeño. Incluso Chile, el país con el mayor nivel de desempeño de la región, no podrá alcanzar los promedios de la OCDE si mantiene sus índices actuales de mejora.

Los desafíos de Latinoamérica en materia de educación 

Los retos de la región en el ámbito del aprendizaje se ven agravados por el ritmo rápido de los cambios tecnológicos y sociales que transforman el entorno laboral en todo el mundo. Durante años los economistas de todas partes del globo han advertido a los dirigentes mundiales de una crisis en ciernes relativa a las competencias laborales. Resulta cada vez más habitual que los empleadores no logren encontrar trabajadores con la diversidad de capacidades cognitivas, sociales y psicológicas necesarias para complementar una fuerza laboral cada vez más automatizada. Ya existen en América Latina estudios de investigación que revelan que más del 40 por ciento de los jóvenes de la región sienten que carecen de las habilidades para desarrollarse plenamente en sus empleos. Los investigadores de la educación opinan que esta situación resalta una realidad perturbadora: aunque América Latina logre cerrar la brecha académica de la actualidad, los estudiantes no contarán con la amplia gama de capacidades laborales y de vida que necesitarán en las décadas venideras.   

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No obstante, hay motivos para la esperanza. En el Centro para la Educación Universal de la Brookings Institution hemos dedicado los últimos dos años a examinar mecanismos mediante los cuales los profesionales del sector pueden potenciar las innovaciones en materia educativa del mundo a fin de “saltar etapas” en el ámbito educativo, es decir, lograr una rápida aceleración del progreso educativo para asegurar que todos los estudiantes cuenten con las capacidades que precisan para prosperar. En nuestro reciente informe, Can We Leapfrog? The Potential of Education Innovations to Rapidly Accelerate Progress (“¿Podemos saltar etapas? El potencial de la innovación educativa para una rápida aceleración del progreso”) en el que trabajamos junto con nuestra colega Eileen McGivney, se presenta un marco basado en la evidencia relativo a los aspectos que funcionan para la transformación educativa, que dimos en llamar “Vía para saltar etapas”. Con el marco como base catalogamos casi 3.000 ejemplos de innovación educativa de todo el mundo y analizamos su potencial para contribuir a que la juventud dé un salto hacia adelante.

Nuestro análisis reveló que hay muchísima innovación en América Latina y que la región se halla en una posición idónea para contribuir al salto mundial hacia el futuro. Cerca del 15 por ciento de las innovaciones catalogadas provienen de la región, con centros prominentes en Brasil, México, Colombia y Chile, cada uno de los cuales incluye más de 50 innovaciones documentadas. Un aspecto alentador es que más de la mitad de las innovaciones latinoamericanas tienen el objetivo explícito de mejorar la educación en comunidades marginalizadas: estudiantes de bajos recursos, niños no escolarizados y alumnos discapacitados, entre otras. Nos complace ver que muchas de las innovaciones dirigidas a los estudiantes de grupos marginalizados se encuentran bien avanzadas en nuestra “vía para saltar etapas” y, en consecuencia, resultan sumamente prometedoras para la aceleración del progreso educativo.

Ejemplos de innovadores en Latinoamérica 

En relación con el primer elemento central de nuestra vía (la creación experiencias de aprendizaje y de una enseñanza centrada en el alumno) se destaca la red brasileña Núcleos Avançados em Educação (NAVE). El sistema NAVE es una red de escuelas públicas técnicas que surgió de una asociación entre dos gobiernos estatales con la rama de responsabilidad social de Oi, una empresa brasileña de telecomunicaciones. Con el objeto de preparar a los estudiantes para la economía digital creativa, NAVE complementa programas educativos de gran rigurosidad académica en el nivel postsecundario con especializaciones digitales prácticas. Durante tres años los alumnos de los NAVE toman cursos en una de las siguientes tres disciplinas: diseño de juegos digitales, diseño multimedia y elaboración de guiones digitales.

Con base en estas competencias digitales NAVE utiliza un aprendizaje aplicado y basado en proyectos que permite que los alumnos colaboren en el diseño de soluciones tecnológicas para el consumo público. Citemos un ejemplo: un estudiante de diseño de juegos de NAVE que se encuentra en el curso de química podría trabajar en grupo con otro que se dedica a la elaboración de guiones digitales a fin de elaborar un juego móvil sobre el combate de los virus mediante la utilización de determinados compuestos químicos. Los resultados de un aprendizaje tan práctico y creativo son prometedores: las escuelas NAVE lograron el primer puesto entre todos los establecimientos escolares públicos de sus respectivos estados en el examen nacional de egreso del secundario, lo que demuestra que es posible dominar las materias académicas al tiempo que se desarrollan las capacidades del siglo XXI.

El programa denominado Sistema de Aprendizaje Tutorial (SAT) se destaca en el segundo elemento central de nuestra vía (reconocer el aprendizaje mediante mecanismos más flexibles). El SAT, que se creó en Colombia, es un programa alternativo de escolarización secundaria que ofrece un aprendizaje flexible para jóvenes que se hallan en comunidades rurales y aisladas de Latinoamérica. Un grupo de tutores capacitados, contratados del seno de la comunidad local, guía a los alumnos mediante lecciones que se aplican a la vida y al trabajo en el ámbito rural. Por ejemplo, una lección de matemática puede incluir a estudiantes que realizan un estudio y análisis demográfico de granjas locales.

El SAT ofrece un aprendizaje flexible, adaptado a las fortalezas y dificultades individuales de cada alumno. Los tutores se adecuan a los horarios agrícolas para facilitar un aprendizaje grupal heterogéneo: en cada grupo los estudiantes avanzan a su propio ritmo, y los más avanzados guían y apoyan a sus compañeros. El SAT opera actualmente en Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Nicaragua. Los gobiernos de Honduras y Colombia otorgan certificaciones oficiales a los alumnos del SAT, lo que permite que los participantes obtengan empleos que exigen un título secundario, o continúen con una educación post-secundaria. En Honduras los datos de prueba indicaron que el puntaje de los participantes del SAT en los exámenes oficiales fue un 45 por ciento superior al de sus homólogos de pueblos en donde no se aplicó el SAT; hay además estudios cualitativos que señalan un aumento en la confianza de los estudiantes y en su capacidad para determinar sus propias vidas.

Huelga decir que estos ejemplos representan únicamente una mínima parte de la innovación en América Latina. Los innovadores del ámbito de la educación en la región son un grupo diverso y energético que produce desde programas de alfabetización dirigidos a unos pocos alumnos rurales hasta enormes centros de aprendizaje electrónico que alcanzan a millones de personas. Si logramos aprovechar el potencial de estas prometedoras iniciativas de innovación, los estudiantes de Latinoamérica estarán muy bien encaminados para dar el salto que necesitan para prosperar en la actualidad y a futuro.

 

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