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Panamá defiende la alternancia

Los panameños pusieron fin a los intentos continuistas del partido en el poder y, el pasado 4 de mayo, reafirmaron su característica fe en la democracia y en la alternancia, cuando 2,5 millones acudieron a las urnas a elegir presidente, vicepresidente, 71 diputados, y numerosos cargos locales y regionales.

No obstante haber sido los comicios más reñidos de la historia reciente, la jornada electoral se desarrolló con absoluta normalidad y con una alta participación electoral (76,7%), situación que fue reconocida por la totalidad de las misiones de observación electoral. El clima preelectoral fue tenso, definido por campañas negativas y espoleado por encuestas que anunciaban resultados muy ajustados que, finalmente, no se concretaron.

Resultados sorpresivos

El actual vicepresidente y exsocio de fórmula del presidente Martinelli, Juan Carlos Varela, del Partido Panameñista, figuraba en tercer lugar en las encuestas, pero sorprendió al imponerse a los otros dos candidatos con 39,1% de los votos. El exministro José Domingo Arias, del oficialista Partido Cambio Democrático (CD), obtuvo 31,4% y el exalcalde de la ciudad de Panamá, Juan Carlos Navarro, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), consiguió 28,1%. Así, se mantuvo en Panamá la alternancia que ha estado presente desde 1989.

Pero el triunfo de Varela en la rama ejecutiva no se vio correspondido en la Asamblea Nacional. Los ciudadanos dividieron sus votos, lo cual trajo como resultado un gobierno dividido, es decir, un presidente que no tiene mayoría propia en el Congreso. La coalición oficialista (CD y Partido Molirena) obtuvo el mayor número de curules (32), seguida del PRD (25) y, en tercer lugar, la coalición de Varela (Panameñista y Partido Popular), con únicamente 13 diputados y uno de libre postulación. Pero estos números podrían cambiar, ya que varias curules han sido impugnadas ante el Tribunal Electoral, la mayoría en contra de CD, por supuesto uso indebido de recursos del Estado para hacer proselitismo, lo cual llevó a Martinelli a acusar a Varela de querer manipular el resultado final de las elecciones.

La actual distribución de las fuerzas parlamentarias obliga al presidente electo a buscar acuerdos con el PRD (negociaciones que ya se han iniciado) para evitar que Martinelli permanezca con el control del Legislativo y, desde ahí, le complique la gobernabilidad.

Martinelli pierde

Más que haber dirimido una disputa ideológica entre dos fuerzas políticas antagónicas, los panameños expresaron con su voto su rechazo al estilo autoritario de Martinelli.

La grave carencia que padecen amplios sectores de la población en temas como el abastecimiento de agua potable, escasez de vivienda, inseguridad ciudadana y, sobre todo, el alto precio de la canasta básica, incidió en gran medida en la derrota del oficialismo. Además, debido a que la reelección consecutiva está prohibida, Martinelli impuso a su esposa, Marta Linares, como candidata a la vicepresidencia para intentar seguir ejerciendo una gran influencia en el nuevo Gobierno. Esto, junto a recurrentes y graves denuncias en materia de corrupción, fueron factores que influyeron en el voto en contra de un nuevo mandato para Cambio Democrático.

Si bien, bajo la actual Administración, Panamá fue uno de los países con mayor crecimiento económico en el mundo –con un promedio de 6,8% anual entre el 2000 y el 2012 y de 8% anual durante la presidencia de Martinelli–, esto no bastó para asegurar el continuismo. En los últimos cinco años, la pobreza disminuyó muy lentamente: de 33% en el 2009 a 27% en el 2013. Y, aunque su PIB per cápita es el más alto de la región centroamericana, el país registra una alta desigualdad (coeficiente de Gini de 0,53).

Los retos de Varela

Varela hereda una economía de más de $36.000 millones, que ha venido creciendo durante los últimos años el doble del promedio regional latinoamericano, impulsada fuertemente por el gasto público. Para este año, la Cepal pronostica una leve desaceleración a 7% (muy por encima de su estimación de 2,7% para América Latina). Y, si bien la tasa de desempleo cayó a 4%, la inflación, en cambio, subió, provocando que el costo de la canasta básica aumentara 27% durante la administración de Martinelli, tema, este, que constituye la principal queja de los panameños, junto al de la inseguridad.

El presidente electo, consciente de este grave problema, acaba de afirmar que, a partir de su primer día en la Presidencia firmará, congelará el precio de 22 productos de la canasta básica. Esta promesa ha generado una fuerte reacción de algunos críticos, que consideran que medidas de esta naturaleza no solo no resuelven el problema, sino que terminan agravándolo.

En sus primeras declaraciones, Varela señaló que su principal legado será “dejar una democracia funcional al servicio del pueblo”. Para ello, deberá mantener las altas tasas de crecimiento y la capacidad de ejecución que deja Martinelli como principal legado, expandir y mejorar la eficacia de los programas sociales para los más pobres, así como mejorar la cobertura y calidad de la educación, incluida la bilingüe.

Asimismo, una parte central de su gobierno deberá concentrarse en la lucha contra la inseguridad y la corrupción. Varela lo dijo de manera clara: “La política en Panamá va a cambiar de un negocio a un servicio. Se acabó el negocio”. Cabe recordar que, según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional (2013), Panamá se ubica en el puesto 102 en un ranquin de 177 países.

Varela también deberá reforzar la institucionalidad democrática panameña. Existe un amplio consenso sobre el serio debilitamiento experimentado por la mayoría de los poderes públicos durante la gestión de Martinelli.

En este sentido, el presidente electo ha manifestado su interés de reformar la Constitución de 1972 y modernizar el marco jurídico político-electoral.

Mi opinión

En términos políticos, esta elección constituyó una suerte de referéndum sobre la propuesta continuista de Martinelli. Varela, gracias a una campaña inteligente basada en tres temas –“agua, comida y seguridad”– y un mensaje claro –“mas dinero en tu bolsillo”–, logró posicionarse como su principal opositor y le ganó la partida a favor de la alternancia.

La tarea que tiene por delante es enorme. Su principal reto será cumplir sus promesas de campaña y estar a la altura de las expectativas que existen sobre su gestión. Según el Índice del Foro Económico Mundial, Panamá es una de las economías más competitivas de la región (la segunda después de Chile), pero con una institucionalidad débil y poco transparente, y con serios déficits en materia de desarrollo humano.

Además, un entorno internacional menos favorable y los retrasos en la ampliación del Canal (se estima una caída de $2.600 millones en las proyecciones de aportes del Canal entre el 2015 y el 2018) exigirán a Varela, si desea mantener las altas tasas de crecimiento de los últimos años, ejercer una férrea disciplina fiscal para evitar el incremento de la deuda, que se disparó durante la gestión de Martinelli.

Por otra parte, y considerando la limitada fuerza parlamentaria con que cuenta, deberá cerrar rápidamente acuerdos con el PRD que le garanticen la gobernabilidad suficiente, a fin de llevar adelante un programa de gobierno con fuerte énfasis social, pleno respeto a la institucionalidad democrática y lucha contra la corrupción.

Este artículo fue publicado inicialmente por IDEA Internacional.