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La mejora de los datos de salud y mortandad entre los desplazados internos

Medir con precisión la tasa de mortandad y otros indicadores de la salud constituye un medio importante para fijar los objetivos de la asistencia a los desplazados internos y evaluar el impacto de la respuesta de ayuda humanitaria. Aun así, con frecuencia, los datos de salud y mortandad entre los desplazados internos son inexistentes, poco fiables e incompletos. Existen pocos datos que abarquen una gran extensión dentro de una región en conflicto, ya que, a menudo, se recaban en un solo lugar o en puntos dispersos. Muchos países con un gran número de desplazados internos no tienen publicado ningún dato específico de la salud y mortandad de estos desplazados. Los
datos no son susceptibles de comparación debido a las diferencias metodológicas en el diseño de la investigación, la recopilación de datos y su análisis.

Los relativamente escasos estudios epidemiológicos realizados entre los desplazados internos documentan, de manera repetida, tasas de mortandad, morbilidad y privaciones muy por encima de los umbrales de emergencia. Por ejemplo, un informe de Médicos Sin Fronteras en los campos de desplazados internos de Katanga, en la República Democrática del Congo, calculaba una tasa bruta de mortandad de 4,3 muertes al día por cada 10.000 personas, cuatro veces por encima de la tasa del 1,0 establecida por ACNUR para declarar una situación de emergencia. Un estudio de 2005 en Birmania oriental, elaborado por Backpack Health Worker Team entre los desplazados internos, señalaba una fuerte conexión entre el desplazamiento forzado y los altos índices de malaria y lesiones a causa de minas antipersona. También estimaba una tasa de malnutrición infantil entre los desplazados internos 3,1 veces superior a la tasa nacional, lo que refleja una grave falta de seguridad alimentaria entre los desplazados después de haber sido separados de sus tierras y recursos. Los estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos Sin Fronteras en Darfur confirman que la diarrea es, por sí sola, la mayor causa de muerte. Un estudio de la OMS entre los desplazados internos en la zona Norte de Uganda reveló que la incidencia de la malaria está aumentando y que sólo el 28% de los niños menores de cinco años disponen de camas con mosquiteras tratadas con insecticida, un medio esencial de protección contra esta enfermedad.

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